No tengo
más historia que la que albergo en mi cabeza y en el corazón.
Son
palabras lo único que tengo para dar cuenta de mi paso por este mundo. Las imágenes que disfrazadas se tropiezan por salir, dando voces de mis
sueños, voces que repito los lunes al iniciar la tarde, como en un hueco.
Un hueco
como el que muchas veces siento, que halla cabida en los juegos, en las voces
de los muñecos, en las voces de los que escucho, en la ausencia de palabras de
los silencios.
Un hueco que he llenado de cositas infinitas que van dando sentido al sinsentido como las hojas de la albahaca o el romero o la lavanda. Como ver restaurarse el árbol del olivo o desaparecer el ave que dejó el nido.
No habrá con qué llenarlo sin que vuelva a sentirse vacío... como el amor, un vacío.
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